La desidia

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La desidia

¿Alguna vez has tenido una idea en la mente pero “algo” te faltó para dar el dar el paso a la acción?

“Pasar a la acción” requiere de dos cosas: decisión y valor.

El dejar para mañana algo que puedes hacer hoy es un fenómeno que antiguamente se denominaba “pereza” pero en nuestros días se la ha denominado como: “procrastinación” y es el acto de aplazar un plan o una acción (no se sabe hasta cuándo).

La desidia es en sí una falta de deseo.


Deseo, proviene del latín común desidium, cuya raíz es el verbo desidere, que significa -permanecer sentado o detenerse-  y a su vez, desidere, se compone del prefijo de, y el verbo sedere, que significa -estar sentado, permanecer sedentario – .

El sentido profundo de ser desidiosos tiene que ver con carecer de deseos y anhelos en la vida. Cada persona tendrá razones muy particulares para actuar desidiosamente, sin embargo, ¿cómo podemos entonces despertar a la vida, a la acción, si no empezamos hoy?

Somos poseedores de un apasionante hoy y es en este “aquí y ahora” que podemos mostrarnos y vivir siendo quienes somos.

En muchos casos la desidia, es una actitud ante la vida, una despreocupación y un desinterés producido por falta de confianza o valoración personal. El hacernos conscientes y aprender a detectar las áreas en las que hemos sido desidiosos nos puede ayudar para aprovechar esa área de oportunidad que nos presenta la vida y aprender de nosotros mismos para cambiar nuestra actitud, nuestras acciones y realizar nuestros sueños.

 

Si alguna vez te has mirado al espejo sabiendo que tienes todo el potencial para alcanzar las metas que te propongas, convertirte en la mejor versión de ti mismo, en cualquier aspecto: personal, profesional, familiar, de pareja, etc., y no lo has hecho ¿qué esperas?

Despierta a la vida.

Para Friedrich Nietzche el miedo es pereza, permanecer sedentarios, no actuar.

Desafiar lo establecido es lo que nos permite mostrar nuestra singularidad y autenticidad.

Cuando no lo hacemos, acudimos a la pereza como castigo por nuestra cobardía. Esta estrategia para afrontar el miedo a ser nosotros mismos conlleva un gran padecimiento interno. Con la pereza nos privamos, renunciamos a desarrollar todo nuestro potencial, a liderar nuestras vidas.

En este tema es ineludible referirnos al legado de Víktor Frankl. Después de 68 años de la espantosa situación que vivió la humanidad, es necesario que recordemos su mensaje ante la desidia, pereza o resignación de algunos discursos negativos actuales.

Su libro: El hombre en busca de sentido”, nos dejó un mensaje hondo y positivo: “la vida es digna de ser vivida; no olvidemos nunca nuestra capacidad para superar adversidades y sufrimientos”.

 En su obra no deja de repetirnos que, «vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo».

Podemos vencer la desidia desde nuestro libre albedrío, nuestra capacidad de elección y de acción.

La última de nuestras libertades, es la de elegir nuestro propio camino. Según Frankl, la respuesta es que, en esencia, la solución está en el amor y se produce a través del amor.

Que el amor al otro y a lo que hacemos sean sólidos pilares sobre los que construyamos la esperanza y el sentido de la vida que nos alejan de la pereza y la desidia y solo así tendremos la satisfacción de alcanzar nuestros sueños.

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